Los principales acontecimientos de la economía congoleña pueden circunscribirse ampliamente en cuatro períodos, a saber:
El período comprendido entre 1989 y 2001 fue de declive en la economía y la sociedad congoleñas. La larga transición política marca no sólo la culminación de la inestabilidad institucional (más de 12 gobiernos en el espacio de 10 años), sino sobre todo de los disturbios sociales (acontecimientos en LUBUMBASHI en 1990, conflictos interétnicos en 1991 y 1992, huelgas, protestas populares, ciudades muertas,…) y económicos (hiperinflación, saqueo de las herramientas de producción y comercialización de las empresas en 1991 y 1993). Ruptura de la cooperación bilateral y multilateral,…).
El desorden de las finanzas públicas se evidencia en déficits insostenibles del tesoro financiados casi exclusivamente por anticipos directos del Banco Central, lo que resulta en la rápida depreciación del tipo de cambio y el aumento vertiginoso de los precios internos, respectivamente 98% y 9800% en 1994. Los conflictos armados, después de la eect5hec de la Conferencia Nacional, han tenido graves repercusiones tanto en la situación social como en la económica. Durante este período, el PIB real cayó un 4,5% en promedio. El aumento en el nivel general de precios fue de casi 2,000% en promedio. La incidencia de la pobreza se promedia en el 80% y la tasa de desempleo en el 84%.
Este periodo, marcado por un crecimiento del 0,03% y una inflación del 57,6% en promedio al año, comprende dos fases:
La fase de 1974 a 1982 se caracterizó por malas decisiones en términos de política económica que llevaron al sobreendeudamiento del país en el contexto de la financiación de grandes obras (INGA I y II, CCIZ, Maluku steel industry, etc.) bajo el sello de corrupción y retrocomisiones.
En un contexto internacional caracterizado por dos choques petroleros (quintuplicación y cuadruplicación del precio por barril en 1973 y 1976 respectivamente) y la caída del precio del cobre en 1975 (tras el fracaso de la estrategia implementada por el CIPEC, Consejo Intergubernamental de Países Productores y Exportadores de Cobre), las medidas fallidas de zairianización o nacionalización, de radicalización o nacionalización y, finalmente, de retrocesión, la gestión poco ortodoxa de las finanzas públicas, el carácter acomodaticio de la política monetaria y los costos asociados con el ajuste tardío de la política cambiaria (paso con muchos retrasos de la fijeza del régimen cambiario a la flotación) han tenido como consecuencias, la detención del proceso de creación de riqueza interna.
style=»text-align: justify;»>La fase de 1983 a 1989 consistió en esfuerzos para ajustar la economía mediante medidas para consolidar la política presupuestaria y reformas emprendidas en la política monetaria (liberalización de los tipos de interés) y la política cambiaria (adopción del régimen de tipo de cambio flotante y flexibilización de la reglamentación cambiaria). Sin embargo, estas políticas de gestión de la demanda no han sido replicadas por las políticas estructurales y las iniciativas de desarrollo.
En mayo de 1997, la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación, dirigida por el presidente Laurent Désiré Kabila, tomó el poder y derrocó al régimen del mariscal Mobutu. El nuevo régimen en vigor comenzó un programa de reconstrucción nacional y trató de limpiar la situación económica y financiera del país, mientras que el país debía al Club de París 7 mil millones de euros. El Gobierno establecido comenzó llevando a cabo ciertas reformas en el plano económico y financiero, en particular, la reforma monetaria que instituyó el franco congoleño. La economía se caracterizó por la deflación durante este período.
Los esfuerzos de recuperación económica emprendidos entre finales de 1967 y finales de 1973 permitieron aumentar el crecimiento económico. Coincidieron con un entorno internacional favorable impulsado por el aumento del precio del cobre. Estos dos factores determinaron los resultados positivos registrados durante este período caracterizado por un crecimiento del PIB real del 2,7% y un aumento en el nivel general de precios del 27% en promedio al año.
La RDC, cuya economía sigue dependiendo en gran medida del sector minero, sujeta a los caprichos de los precios internacionales, es un Estado que sigue en una situación frágil. Sin embargo, las perspectivas de crecimiento para este año 2022 son más favorables. Durante 2019, la caída de los precios de las materias primas había debilitado enormemente su marco económico hasta el punto de requerir una intervención de emergencia del FMI. El rápido aumento de los precios internacionales en 2020 permitió a la economía contener algunos de los efectos de la crisis sanitaria y registrar un ligero crecimiento (+1,7%). El FMI también aprobó en julio de 2021 un programa de tres años con la RDC respaldado por una Facilidad de Crédito Extendida (SCA), por un monto de $ 1.5 mil millones, mientras que el país no había tenido un programa del FMI con financiamiento durante casi 10 años.